lunes, 19 de julio de 2010

Preembrión y Embrión Humano

Origen de la palabra de Preembrión humano

Cuando se desconoce el área en donde no, estamos acostumbrados a navegar, estamos propensos a equivocarnos, el problema es que al hacerlo damos ocasión de que lo que ignoramos, otras personas, bien o malintencionadas lo tomen como una Verdad, sin hacer ninguna investigación para aclararlo.

Quiero ponerte a consideración lo que sucedió en relación a la palabra Preembrión, la cual se tomó como una verdad acerca del embrión humano, En la naturaleza humana sólo existe el Embrión como tal, originado por la unión de las Cromatinas que lo contienen el Óvulo y el Espermatozoide humano, en la unión del óvulo y el espermatozoide nos da por resultado un nuevo ser, con características muy diferentes a sus propietarios (Hombre y mujer) si nadie le impone barreras para su desarrollo continuo lo que va a constituir es un nuevo ser humano.

Al penetrar el espermatozoide al óvulo, queda atrapado, por decirlo de alguna manera el la cabeza del espermatozoide, pues si quisiera salirse de ahí ya no podría y se queda dentro del óvulo en donde al continuar su desarrollo originará ese otro nuevo ser.

Los embriólogos éticos no tienen ninguna duda desde cuando inicia a ser una persona humana, son los padres del conocimiento de nuestro desarrollo natural junto con todos los genetistas éticos en el mundo.

Te voy a contar de donde y quien propuso la inmortal palabra de Preembrión, pero sobre todo quién dio pauta para que se desarrollara este abominable concepto humano. La bióloga inglesa, Jeanne McLaren fue la primera que utilizó la palabra Preembrión, como buena humana, basándose en el expuesto por el Sacerdote Salesiano Católico, filósofo y teólogo, Australiano, Norman Ford, profesor de Ética en la Universidad de Melbourne quien dijo lo siguiente: La gemelación es una dificultad fundamental para que exista un ser humano individual, al señalar que la potencialidad de la división gemelar monocigótica es incompatible con el status personal.

Como de das cuenta que tipo de ética enseñará en esa universidad si hace propuesta en la cual se observa lo ignorante sobre este tema, pero si dio oportunidad a que otra persona, que sabrá de biología pero de embriología denota su ignorancia sobre el tema ó por la probable conveniencia de hacer currículum en el ambiente científico, aunque posteriormente se retractó de lo confirmado, pero esto ahí se quedó por convenir a otros intereses.

A continuación el siguiente estudio de Nicolás Jouve de la Barreda acerca del preembrión y el embrión.
El Dr. Ward Kischer profesor americano de Anatomía y Embriología Humana, miembro de la American Bioethics Advisory Comission y autor de un libro con el sugerente título de “Corruption of the Science of Human Embryology”, señala que el término preembrión es la “gran mentira de la embriología humana”. La realidad es que la gemelación es un suceso accidental que tiene una probabilidad inferior al 0,2%, que demuestra que la individualidad genética no implica indivisibilidad hasta la anidación. Algo en lo que abunda el filósofo francés Henry Bergson cuando señala que “Para tener derecho a hablar de individualidad, no es necesario que el organismo no pueda escindirse en fragmentos viables. Basta con que ese organismo haya presentado cierta sistematización de partes antes de la fragmentación y que esa misma sistematización tienda a reproducirse en los fragmentos, una vez aislados”. Hay unidad metafísica, aunque no exista unidad numérica.
Contra quienes se apoyan en el falso concepto del preembrión para definir una etapa en la que el ser naciente no debiera ser considerado como una vida humana, habría que decirles que si como causa de este argumento deciden sacrificar un preembrión, lo que están sacrificando no sólo es una vida humana, sino potencialmente más de una.
En suma, el hilo conductor de la vida de cualquier ser es la información genética, y ésta no cambia desde la concepción hasta la muerte, lo que cambia es el repertorio de actividades genéticas en cada tipo de células o momento del desarrollo. En términos sencillos podemos decir que sí hay un continuum genético debe entenderse que también hay un continuum biológico.
el Prof. Diego Gracia centra el debate sobre el valor humano del embrión en desarrollo en el concepto filosófico de constitución y, dejando a un lado que el hilo conductor del desarrollo embrionario está dirigido por la información genética configurada en la concepción, se plantea cuándo el ser naciente tiene entidad constitutiva, es decir cuándo se le debe atribuir la realidad de ser humano. Como buen seguidor de Xavier Zubiri, el Dr. Gracia se plantea el momento en que a lo largo del desarrollo la estructura en crecimiento adquiere suficiencia constitucional de acuerdo con la terminología acuñada por el filósofo Xavier Zubiri señalaba que para que haya suficiencia constitucional debe haber sustantividad y Diego Gracia no reconoce en la información genética constituida en el momento de la fecundación la sustantividad necesaria para que exista suficiencia constitucional. La consecuencia de este tratamiento es que al no reconocerse la realidad humana hasta la octava semana, en el tránsito de la fase embrionaria a la fetal, todo el camino recorrido por el embrión hasta ese momento no merece la consideración de realidad humana, quedando de este modo justificada la negación de cualquier derecho a la entidad biológica naciente. De la misma opinión es el Prof. Pedro Lain Entralgo.
Mención aparte merece el genético Carlos Alonso Bedat , que niega la condición de ser humano al embrión antes de la octava semana, no sólo por carecer de sustantividad y suficiencia constitucional, sino además por “la dependencia del genoma del embrión del genoma de la madre, sin cuya dependencia devendrían molas hidatiformes”. A este respecto, hay que señalar puntos de discrepancia. Primero, creo inapropiado el uso del término genoma, pues el acento no debe ponerse en la información genética del individuo naciente, la misma desde la constitución del cigoto e idéntica antes, durante y después de la implantación, y más allá durante la etapa fetal, de adulto y hasta la muerte. El acento debería centrarse en la capacidad potencial del embrión para desarrollarse normalmente de no mediar una perturbación en su normal desarrollo, que por supuesto pasa por la implantación y protección en el seno materno.
En segundo lugar, había que precisar algo sobre la aparición de una mola hidatiforme. Para Suárez , una mola hidatiforme se produce como consecuencia de una aberración consistente en la fecundación de un ovocito por dos o más núcleos espermáticos, sin que lleguen a fusionarse los núcleos ni a constituirse un embrión zigótico viable. Los ovocitos así fecundados son incapaces de desarrollarse por lo que sensu stricto no llegan a ser embriones, al no constituirse como un ente vivo en su primera etapa de desarrollo. Es importante señalar la diferencia entre este tipo de embriones y los que fuesen portadores de anomalías cromosómicas, aunque la propia aberración indujera una merma de la viabilidad, como ocurre con cualquiera de las aberraciones cromosómicas responsables de cerca del 50% de los abortos espontáneos. Con más razón las que fuesen viables, como por ejemplo las que definen el síndrome de Down, debida a la trisomía del cromosoma 21, o el síndrome de Turner, caracterizado por una dotación incompleta de los cromosomas sexuales (45,X0).
Lo cierto es que ni cualitativa ni cuantitativamente debe darse tanta importancia a la apariencia como a la información genética, una realidad presente e invariable desde el comienzo del desarrollo y de la que depende el aspecto morfológico y morfogenético de cada momento de la vida del ser humano. Las distintas formas del embrión, desde unas pocas células, a la mórula, el blastocisto que anida en el útero, la gástrula, el feto que sobreviene después, no son sino etapas sucesivas que a pesar del cambio de apariencia no representan una permuta cualitativa en el embrión que se está desarrollando, sino morfológica y cuantitativa, en lo que al tamaño y al aumento del número de células se refiere.
Es cierto que una vez que se ha efectuado la anidación, a partir de la tercera semana se produce la gastrulación y con ella la formación de las capas germinales primitivas de las que surgirán los primeros tejidos y órganos del organismo humano. Sin embargo, no es menos cierto que el momento de la anidación no supone ningún cambio en la esencia o en la existencia del embrión, ya que es este mismo el que sufre una transformación en relación con su entorno. Lo que ocurre a partir de esta etapa crucial para el desarrollo es que se acentúa la relación y dependencia entre el embrión y el ambiente materno, hasta el extremo de que un embrión no acogido en el ambiente materno se detiene y se colapsa en su desarrollo y muere. Como señala María Dolores Vila-Coro “La anidación en el útero materno no añade ni quita nada a la nueva vida en sí misma; lo que hace es suministrarle las condiciones ambientales óptimas para su desarrollo”.
Al coincidir la manifestación de la forma humana con las etapas posteriores a la anidación del embrión en el útero materno, en su versión moderna, la hipótesis de la animación retardada, hace hincapié en la importancia de dicho momento, como fundamental para la aparición de la vida humana. Sin embargo, sí bien es cierto que el útero materno es necesario para que el embrión llegue a adulto, también lo es que el embrión, en cualquiera de las etapas de su desarrollo muestra su capacidad de modificación continua y no deja de pertenecer a la misma especie humana que el adulto que lo acoge. Por ello podemos afirmar que el embrión, antes de implantarse en el útero, es ya un ser humano.
Propuesta del conocido genetista Francés sobre el embrión humano
Dr. Jérôme Lejeune: "Si el mensaje es un mensaje humano,el ser es un ser humano"

El siguiente artículo es el testimonio que dio el Profesor Jerome Lejeune ante la Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA) el 7 de junio de 1990. El Dr. Lejeune, ya difunto, fue profesor de Genética fundamental de la Universidad de Paris y director de la Clínica genética del Hospital Pediátrico de París. El Dr. Lejeune también fue el descubridor de la causa del Síndrome de Down.
Señor Presidente:
Es interesante constatar que las ciencias naturales y las ciencias jurídicas hablan, básicamente, el mismo lenguaje. Antes de que se pueda proclamar una Constitución se tiene que definir cuidadosamente cada una de sus condiciones. Y luego se tiene que votar para promulgarla. La Constitución natural del ser humano también tiene que ser definida cuidadosamente en todas sus características.
A estas características las llamamos GENES que son transportados por los cromosomas. También hay un proceso de votación que es la fecundación.
Solamente uno entre aproximadamente mil millones de espermatozoides será el escogido para producir el nuevo conjunto de información.
Una vez que la cabeza del espermatozoide ha traspasado la zona pelúcida, (una especie de bolsa plástica que protege la vida del nuevo ser), llega el momento en que su Constitución humana es puesta a votación y promulgada.
El fallo del Tribunal Supremo "Roe V. Wade"* afirmó que, puesto que desconocíamos el momento en que empieza la vida humana, somos libres para decidir tal o cual cosa. Desde entonces han transcurrido diez y siete años y la ciencia ha hecho un progreso vertiginoso. Quiero decirle cuánto mucho más conocemos hoy sobre el comienzo de la persona humana, de lo que sabíamos hace 17 años.
La vida tiene una historia muy, muy larga. Ha sido transmitida desde hace milenios en el género humano. Pero cada uno de nosotros tiene un momento de iniciación preciso, que es aquel en el cual toda la información genética, necesaria y suficiente, se reúne dentro de una célula, el óvulo fertilizado, y este momento es el momento de la fecundación. No existe la más mínima duda sobre ésto.
Sabemos que esta información está escrita en una especie de cinta que llamamos DNA (acido desoxirribo nucleico). Es una molécula larga en la que, por medio de un código específico, están definidas todas las características de la futura persona.
La cinta que está dentro del espermatozoide mide exactamente un metro de longitud, dividida en 23 pedacitos o cromosomas, y hay otra cinta de un metro dentro del óvulo; de manera que podemos decir que al principio de nuestra vida tenemos dos metros de cinta, en los cuales todo está codificado. Como una ayuda para entender cómo son de diminutas estas dos tablas de la ley de la vida, tengamos presente que la molécula de un metro de largo se enrosca tan apretadamente que cabe fácilmente en la punta de un alfiler. La vida está escrita en un lenguaje fantásticamente reducido. Cuando se emitió el fallo "Roe V. Wade" sabíamos que la información se hallaba dentro de la primera célula, pero nadie podía leerla, y nadie era capaz de anticipar su modo de manifestarse para que al final la información llegara a ser alguien vivo que nos dijera: "Soy un ser humano".
Hoy sabemos que la vida es muy parecida a lo que sucede con una cinta magnética en la que se ha grabado música. En la cinta misma no hay notas. En la grabadora no hay músicos ni instrumentos. No obstante, debido a que la información ha sido codificada en el momento en que era recibida por un micrófono y luego transmitida a la cinta, el tocacintas puede leer dicha información, dar impulso a los altoparlantes, y así, lo que se reproduce no son los músicos ni las notas de la partitura, lo que se transmite, si usted está escuchando "la pequeña serenata", es el genio de Mozart.
Exactamente de la misma manera se ejecuta la sinfonía de la vida. Está escrita mediante un código muy especial en la molécula de DNA, y la primera célula es la primera parte del tocacintas magnético, que descifra el código y toca vida humana.
Si la información que está dentro de la grabadora-esa primera célula-es información humana, entonces este ser es un ser humano. Sabemos que inicialmente hay un mensaje, y si este mensaje se deletrea al estilo humano, forma lo que es un ser humano. Comprendemos que la materia es solo materia. Pero la materia puede estar animada por determinada información que le da forma y permite la construcción de un nuevo ser. Ahora, dependiendo de si uno es un melómano o un aficionado, reconocerá más pronto o más tarde, que en el tocacintas se ha puesto un cassette de "la pequeña serenata". Si usted es un melómano de verdad, al segundo compás reconocerá la música. Si es un aficionado necesitará escuchar toda la cinta antes de decir: "Ahora sé que se trata de la pequeña serenata". La ventaja de la genética es que la ciencia es devota de la vida: nos damos cuenta de que se trata de la vida tan pronto se ejecutan los primeros compases.
Este punto de vista acerca de los datos informativos no es una mera ilusión, ni es una hipótesis metafísica. Es pura ciencia. Quienes no quieren aceptar sus implicaciones dicen a menudo que la vida es simplemente un dinamismo, un movimiento continuo. Hoy en día, lamentablemente, se congelan embriones humanos.
A medida que baja la temperatura, el tiempo se detiene; y cuando se alcanzan temperaturas muy bajas, el tiempo se suspende. Pero los seres humanos que han sido congelados no están muertos; recobrarán su propia autonomía y empezarán a ser ellos mismos otra vez.
Así que sabemos que se ha interrumpido la dinámica, el movimiento; pero si no se ha destruído la información, la vida puede volver a comenzar. Hace 17 años no se podía decir nada acerca del contenido de la primera célula. Si se buscaba en su interior el mensaje genético que estaba codificado, se mataba a esa célula. Sucedía lo mismo con el embrión muy joven. Porque era imposible examinar el embrión de un día, de dos días o de una semana de edad y ver si tenía tal o cual característica, sin destruírlo, debido a la rudeza de la técnica.
Ahora tenemos un extraordinario descubrimiento, hecho hace cuatro años y que se utiliza en los laboratorios desde hace dos años. De un embrión de tres días que tiene de cuatro a ocho células, se extrae, en forma muy cuidadosa, una de esas células perforando la zona pelúcida, sacando la célula y volviendo a cerrar el diminuto orificio. Entonces, de la célula, con una nueva técnica llamada PCR o "polimerización en cadena" se reproduce el DNA de esa célula única y se llega a tener suficiente cantidad de tal DNA para analizarlo. Con la técnica en referencia se reproducen millones de copias de la molécula inicial del DNA en 24 horas. Es casi como un milagro porque funciona más rápido que la misma vida, pero utilizando los mismos procedimientos, esto es, una enzima especial en un ciclo especial tal como sucede en la naturaleza. [Nota del editor: El Dr. Lejeune, cuya postura en defensa de la vida humana desde la concepción = fertilización fue bien conocida, no se está refiriendo aquí a la técnica de clonación o a ninguna otra manipulación de embriones humanos que no respete su vida o dignidad, sino solamente al estudio, sin ningún daño para el embrión humano, del DNA.]
Hace menos de tres meses Monk y Holding publicaron en Inglaterra que, en su trabajo con embriones humanos producidos in vitro, habían podido extraer células de esos embriones, polimerizar el correspondiente DNA, examinarlo con determinado procedimiento y determinar si esos embriones incipientes eran masculinos o femeninos. [Nota del editor: De nuevo, el Dr. Lejeune de ningún modo está aprobando aquí la inmoral técnica de la fertilización in vitro que implica la destrucción de innumerables embriones humanos, sino sólo al hecho de que estos científicos pudieron constatar que efectivamente el sexo del ser humano se puede detectar desde los primeros momentos de su existencia.]
Así, aún en un embrión de una semana de edad, con éstas nuevas técnicas podemos decir: "es un hombre " o " es una mujer".
Va más allá de lo imaginable que los abogados, al conocer de repente que este embrión de una semana es un muchacho o una chica, no quisieran reconocer al mismo tiempo que es una persona humana.
Un segundo descubrimiento que cambió nuestra manera de considerar la composición genética humana en los últimos dos años fue hecho por Jeffries, otro colega inglés. Jeffries es un prominente especialista en DNA quien súbitamente tuvo la ingeniosa idea de que existían largos trechos del mensaje genético destinados únicamente a dar regularidad a las células. Por tal función específica podían resistir muchos cambios pequeños sin peligro para lo individual. Así cada uno de nosotros tiene, en la porción reguladora de nuestro sistema genético, un orden muy específico de los genes, todos los cuales son normales. Al tomar una célula y utilizar la polimerización en cadena, Jeffries pudo hacer muchas copias de esta parte del mensaje y trazar la información de una manera nueva.
Es muy interesante como aparece el resultado. El DNA específico de cada persona, al terminar de usar todo el procedimiento técnico, parece un conjunto de rayas de distinto ancho y colocadas a diferentes distancias, que conforman un patrón propio para cada ser humano. Se parece mucho al código de barras que nos encontramos en los productos del supermercado. En vez de la etiqueta con el nombre y el precio del producto escritos en letras y números, se usan barras de diferente ancho y colocadas a diferentes distancias una de la otra; si ésto se lee con el sistema analizador, el computador del supermercado sabe exactamente qué producto usted está comprando y a qué precio. Es lo mismo que ahora podemos hacer con cada ser humano examinando su DNA.
Podemos trazar un código de barras que es absolutamente específico para cada uno de nosotros.
De hecho, si comparamos el código de rayas de una persona con los de su padre y su madre, podemos reconocer que la mitad de las líneas específicas de la persona también se encuentra en las del padre y la otra mitad en las de la madre; así se obtiene la absoluta definición de la herencia y podemos determinar con un error menor a una vez en diez mil millones, que esa persona es la descendiente biológica de este padre y esta madre.
Tal determinación es muy importante en el caso en que la paternidad deba confirmarse. Estamos en capacidad de detectar, más allá de cualquier duda, quién es el padre biológico y en vez de considerar al bebé como un criminal que debe eliminarse por el aborto, la sociedad debe reconocerlo como un ser humano.
Si se conocen la madre y el padre, el ser humano con un padre indigno debe ser la preocupación y no la víctima de la nación.
Jeffries encontró que el mensaje genético del espermatozoide estaba acentuado en forma diferente al mensaje genético transportado por el óvulo. Cuando uno está estudiando algo y leyendo un libro, muy a menudo toma un lápiz y subraya una frase que le parece debe recordar; ya que es muy importante. Y a veces , pone una X sobre otro pasaje porque no lo necesita inmediatamente. Es exactamente lo que la naturaleza hace con la totalidad del mensaje genético.
Expliqué que al principio de nuestra vida tenemos dos metros “de cinta”, pero he olvidado decirle que la cantidad de letras escritas en esos dos metros es cinco veces mayor que las de la Enciclopedia Británica. O sea que para imprimir el nombre de todas las bases que existen dentro de nuestro código genético, necesitaríamos cinco juegos de volúmenes del tamaño de la Enciclopedia Británica. Entendemos así por qué es muy prudente que la naturaleza subraye algunas frases, porque deben ser descifradas inmediatamente por la primera célula, y coloque una X en otras que van a ser usadas mucho más tarde en la vida. La célula no puede hacerlo todo al mismo tiempo, debe empezar por alguna parte. Y
otro descubrimiento es que en los varones está subrayada una parte del mensaje y en las mujeres otra parte distinta, y el resultado explica dos misterios de la genética.
Sabemos ya que a veces después de un coito normal resulta un embarazo sin que exista dentro un bebé; un embarazo falso. A veces da origen a la "degeneración molar", situación muy peligrosa porque se puede convertir en cáncer. Hace unos diez años se descubrió que cuando ocurría la degeneración molar únicamente se formaban membranas cuya composición genética era de origen paterno. También se conoce una situación opuesta. A veces en uno de los ovarios de una muchacha joven y virgen un óvulo se multiplica y forma una teratoma. En este teratoma se encuentran elementos semejantes a la piel, las uñas, el cabello y los dientes. Se denomina "quiste dermoide" que en nada se parece a un bebé sino a algunas partes sueltas.
El descubrimiento consiste en que
el subrayado del mensaje masculino le dice a la primera célula cómo construir la membrana que va a proteger al bebé y cómo construir la placenta que tomará las provisiones de la sangre de la mamá;
así, de hecho, el hombre tiene en la primera célula el deber de conseguir el alimento y construir el albergue, de construir la choza y salir a cazar. Por el contrario,
el mensaje femenino es el de cómo formar diferentes partes que al ser ensambladas formarán un bebé.
Es verdaderamente extraordinario que la división de las tareas que encontramos en los mayores, ya está escrita en el diminuto lenguaje de la genética en la primera célula de un milímetro y medio de ancho que es el epítome, el resumen, la disminución a la mínima expresión de la persona humana.
Cuando se sigue observando el desarrollo, el estilo de subrayado va cambiando en cada división de la célula. La primera célula transmite el mensaje con algo de los subrayado borrado, así que las nuevas células empiezan a leer otras partes. Como resultado, la vida es muy parecida al desarollo profesional de un médico. Tal vez usted haya caído en cuenta que en Medicina, al terminar su carrera, el nuevo profesional puede volverse un médico general o un especialista. Un médico general aprende acerca de muchas, muchas enfermedades y a medida que pasan los años sabe menos y menos sobre más y más; cuando es un muy buen médico general sabe un poco de todo. Los especialistas hacen lo contrario. Aprenden más y más sobre menos y menos y al final un buen especialista sabe casi todo sobre muy poco. Así es como la naturaleza conduce el mensaje humano.
La primera célula es generalista. No puede manifestar muchas coas, pero sabe algo de todo. Dice cómo construir una máquina que a la postre construirá el cerebro. Pero el motivo por el que esta primera célula, que sabe de todo, deba tener especialistas, es porque para que la célula especialista pueda manifestar su propia personalidad tiene que especializarse para que una célula haga las uñas, otra el sistema nervioso, y para que finalmente la totalidad manifieste al ser humano que existe desde la concepción (=fertilización).
Para recapitular lo que la ciencia nos enseña, Señor Presidente, diría, fuera de cualquier duda, que sabemos que en el principio existe el mensaje. El mensaje genético es vital y su manifestación es vida. Aún más brevemente diría, fuera de toda discusión, que si el mensaje es un mensaje humano, el ser es un ser humano.
El fallo "Roe v. Wade"legalizó el aborto a petición en EE.UU., enero 22 de 1973.
A pesar de las pruebas científicas que existen y se les da a conocer a las personas que no saben de eso, pero tienen el poder de decidir, nada les interesa del bien de los demás, ignorantes son e ignorantes se quedan, pero deciden porque pueden decidir sobre los demás.
No te dejes engañar de falsos eticistas ignorantes de la realidad humana, busca la verdad del ser humano y protéjelo de los destructores de la humanidad.
La humanidad no la destruye Dios su creador, la destruye el mismo hombre por propia voluntad e ignorancia sobre la finalidad y destino del ser humano.

Somos humanos desde nuestra concepción, ahora y siempre, los únicos preembriones que hay en la naturaleza son, el óvulo y el espermazoide, el resultante de ellos es un Embrión humano, pero jamás un preembrión

No hay comentarios:

Publicar un comentario